Judías Pintas con Conejo

En esta ocasión el conejo de monte lo he preparado con judías pintas, pero se puede hacer  perfectamente con conejo de granja, éste es más blanco y la carne se hace en menos tiempo,  y, aunque su sabor es menos intenso, mucha gente la prefiere, pasa lo mismo que con el pollo. Es normal que los animales que están al aire libre tengan una carne más dura y de sabor más intenso  porque hacen más ejercicio y comen hierbas del monte. Pero en este caso como las judías también llevan un tiempo de cocción más lento y largo  se complementan muy bien.

Ingredientes (para 4 personas):

Medio conejo troceado

300 g de judías pintas

1/2 cebolla picada

1 tomate rojo rallado

1 zanahoria grande

3 dientes de ajo

2 hojas de laurel

Aceite de oliva virgen extra

6 cominos (optativo)

Sal

.

Comenzamos poniendo las judías en remojo en agua fría la noche anterior, de 10 a 12 horas.

El conejo de monte me gusta ponerle también en agua fría para que pierda un poco la sangre . Podemos observar la diferencia cuando se le ha dejado unas horas en agua fría, tanto en el color de la carne como en el agua donde ha estado, que se ha vuelto roja. Escurrimos bien y secamos un poco la carne con papel absorbente o un paño de cocina.

En la misma olla o cacerola donde se vaya a preparar el guiso ponemos un chorro de aceite. Sazonamos el conejo y lo doramos.  Reservamos el medio hígado del conejo para luego majarlo.

Pelamos la cebolla y la picamos finamente añadiéndola al guiso. Rehogamos unos minutos.

Añadimos el tomate rallado y dejamos unos 2 o 3 minutos más removiendo la carne.

Majamos el hígado en el mortero y lo incorporamos.

Escurrimos las judías y las añadimos a la cacerola junto con la zanahoria en rodajas, en medias lunas o en trozos, como más os guste, así como los ajos y el laurel. Añadimos también los cominos,  que nos harán hacer mejor la digestión y no se van a apreciar ni van a cambiar el sabor del guiso.

Cubrimos con agua y dejamos cocer lentamente hasta que estén las judías y el conejo tiernos.

Se pueden «asustar» las judías añadiendo un cacillo con agua fría dos o tres veces para parar la cocción y así no se despellejen.

Servir caliente, después de un tiempo de reposo, aunque este guiso se puede hacer el día anterior, que van a quedar muy bien, y con un caldo que ha engordado y en el que se han mezclado más todos sus sabores.

 

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