El Rubiel es un pescado de roca muy apreciado en el norte de España. En Asturias se le conoce con el nombre de Rubiel, aunque tiene varios nombres como urta, mazote o bocinegro. Se parece al besugo y es un pescado que está mejor al horno o a la sal. Esta receta es muy rica y apenas da trabajo. Este rubiel era bastante grande así que era perfecto para dos personas.

Ingredientes:

1 rubiel cercano al kilo

Sal para hornear como 2 kilos

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El rubiel debe de estar entero, pedid al pescadero que os quite solo las aletas, al ir a la sal es mejor dejarlo tal cual y limpiar la tripa sin abrirla, haciéndolo por donde están las agallas, para que así la sal no entre dentro del pescado.

En primer lugar ponemos toda la sal en un recipiente y la humedecemos con un poco de agua fría.

Ponemos una capa de sal en el fondo de la fuente en la que vamos a hacer el pescado. Colocamos el pescado encima.

Seguimos cubriendo con sal todo el pescado, ha de quedar bien cubierto, y apretamos con las manos para que quede la sal más prieta y unida al pescado.

El horno lo tendremos encendido previamente, a unos 200ºC. El pescado se hará en 25 minutos, así que justo cuando esté hecho es para llevarlo a la mesa y comerlo, porque entonces  no estará igual de jugoso y de rico. Si el horno no está a la temperatura que ha de tener tardará más tiempo y la sal no se endurecerá lo suficiente. Si se tiene la opción de aire en el horno, mejor, así se hace igual por todas partes.

Una vez pasado este tiempo se saca del horno la fuente con el rubiel. La sal será una capa endurecida, así que lo primero es darle unos golpes por el lateral.

A continuación se levantará la capa superior de sal. Vemos como queda la sal en una pieza, en dos, porque se me partió al apoyarla en el lateral de la fuente.

Seguimos quitando la sal que haya por encima del pescado, con ayuda de una brocha. y lo  colocamos en una fuente.

Comenzaremos a quitar la piel, que sale perfectamente. Podemos ver el brillo de la carne del rubiel y lo jugoso que está.

Lo limpiamos bien de piel y espinas, dejando los lomos limpios.

Un lomo para cada uno de los dos comensales y una ensalada es un plato más que suficiente para comer.