Os dejo con otra receta de mermelada, esta vez de ciruela tipo cereza, y es que realmente lo parecen de lo pequeñas que son. Quizás lleven algo de trabajo, que no es dificultad, simplemente tiempo, ya que al ser de este tamaño nos va a llevar más tiempo en su elaboración a la hora de quitar el hueso, pero merece la pena, sale una mermelada deliciosa y tiene una pequeña acidez, por la piel, que me gusta mucho. No os pongo cantidades ya que podéis hacer la que queráis, incluso si no encontráis este tipo de ciruela cereza, se puede hacer con otra variedad.
Ingredientes:
Ciruelas cereza
Azúcar
Como veis son pocos los ingredientes que se van a utilizar. La cantidad de azúcar será la mitad que el peso de fruta, pero una vez esté cocida la fruta, ya sin la piel y el güito o hueso de la fruta. Se puede poner algo menos de azúcar, pero no mucho menos, para que salga bien de consistencia. No es lo mismo el peso de azúcar con la fruta fresca, tal y como la compramos, que con la fruta cocida.
Podéis ver el tamaño de las ciruelas en esta foto. Las lavamos bien.
Las vamos separando la carne del hueso con ayuda de un cuchillo pequeño, es como si se pelara el hueso. Las ponemos todas en una cazuela y dejamos que se vaya haciendo a fuego lento, que suelte su propia agua lentamente. Podemos taparla pero con cuidado de dejarla un poco destapada.
Cuando haya soltado su agua, se deja cocer unos 15 minutos para que se ablande la fruta un poco. Escurrimos todo el jugo en otra cazuela.
Se va echando la carne en un pasapurés. La carne resultante de haberlo pasado por el pasapurés se va poniendo en un recipiente para pesar lo que se haya obtenido.
Se echa la carne de la fruta en la cazuela donde estaba el jugo, se vuelve a poner la cazuela al fuego y se deja cocer la fruta junto con el azúcar. Irá saliendo una espuma que hay que ir quitando y, para mayor facilidad, se gira el cacillo sobre la superficie para que la espuma vaya hacia las paredes de la cazuela.
Vamos dejando cocer la fruta lentamente, se irá espesando por efecto de la evaporación del jugo. Sabemos cuando está hecha la mermelada cuando en el dorso de la cuchara de madera hacemos un surco y éste no se une. Se puede hacer igual poniendo un poco de mermelada en un plato, se pasa la cuchara por el medio separando en dos mitades, y si no se unen o tardan mucho, es que está.
Si se hace poca cantidad y se va a consumir en poco tiempo, se puede guardar en un taper. La mermelada al llevar mucha azúcar dura bastante.
Pero si hacéis más cantidad, lo mejor es envasarlos en tarros. Mejor si son pequeños, así se consumen antes y no están abiertos mucho tiempo. Para ello hay que ir rellenando los tarros con la mermelada muy caliente, hasta el mismo borde del recipiente. Se cierran bien y se colocan boca abajo. Se cubren con un paño y se dejan ahí hasta que estén fríos. Duran varios meses en la nevera.
Lista para difrutarla, ya sea en unas tostadas, o con cruasanes, o con lo que más os guste.