Me encantan los bizcochos y cuando el invento sale bueno me pongo muy contenta. El bizcocho clásico que hacemos en casa nunca dejaremos de hacerlo, pero es bueno cambiar de vez en cuando y hacer otros de diversos sabores, así vamos cambiando y regresando al de siempre, pero de esta forma nuestro repertorio es más variado, además puede pasar que una de estas variantes nos guste más, porqué no.
Ingredientes:
250 g de harina
220 g de azúcar
120 g de aceite de girasol
120 g de leche
Ralladura y zumo de una mandarina
3 huevos
1/4 cta. vainilla en polvo
1 cda. de ron miel
1 sobre de levadura en polvo
El ron miel es un licor que mezcla ambos ingredientes y que está muy rico. Si no lo habéis probado os lo recomiendo, así podéis obsequiar a las visitas con una copita.
Yo utilizo la thermomix, pero todo se puede hacer manualmente sin necesidad de una máquina, lo único es que te hace el trabajo algo más cómodo y más corto.
Otra cosa que os quiero comentar es que suelo hacer los bizcochos en moldes de corona, se hornean mejor, al tener esa parte central abierta se cuece más regularmente. Este molde en concreto me lo regalaron hace muchos años, lo utilizo muchísimo y le tengo mucho cariño, por la persona que me lo regaló.
Ponemos el azúcar en el vaso de la TH y pulverizamos. Incorporamos una tercera parte de la harina y mezclamos. Añadimos la vainilla y la cáscara de mandarina y pulverizamos bien todo, que no queden restos de la cáscara y quede todo bien fino.
Echamos el resto de la harina y la levadura, mezclamos unos segundos y añadimos el ron miel.
Añadimos el resto de los líquidos y los huevos. Batimos.
Volcamos la masa en el molde, previamente encamisado, es decir, untado de margarina o mantequilla y espolvoreado de harina, ver el consejo, o bien simplemente con aceite de girasol bien untado por las paredes. Metemos al horno, que ha de estar precalentado, a 180ºC durante 35 a 40 minutos, todo dependerá del horno. Cuando esté ligeramente dorado estará listo. Siempre se puede pinchar con una brocheta y si sale limpia es que está, sino dejadlo unos minutos más. Otra cosa importante es no abrir el horno mientras se cuece.
Cuando esté un poco menos caliente se saca del molde, podemos ayudarnos con una espátula para despegarlo de las paredes, no dejarlo enfriar del todo porque entonces cuesta más sacarlos ya que se pega a las paredes. Veis en la foto lo que ha crecido y lo bien que ha salido, no se pega nada si las paredes del molde lo preparamos antes.