Las parrochas son sardinas, se les llama así porque son de un determinado tamaño, en este caso son sardinas pequeñas. Son muy ricas, finas y de un sabor algo menos intenso que las sardinas grandes, pero mucho más finas y delicadas. Al ser pequeñas también tienen menos grasa y apenas tienen escamas, así que son fáciles de limpiar. Se pueden hacer de muchas maneras, esta vez os las presento en tempura, que quedan deliciosas. No dan mucho trabajo ya que se hacen sin quitarles la cabeza o las tripas, pero se pueden hacer limpias totalmente, incluso de la espina, pero así quedan más jugosas. Esta forma de hacerlas, con tempura, es como hacen los japoneses el rebozado, queda una envoltura ligera y crujiente que no es nada grasienta.
Ingredientes:
Sardinas parrochas
Harina de tempura
Agua muy fría
Sal
Aceite de oliva virgen
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Ponemos en un bol agua fría, incluso con unos hielos para que así esté bien fría, éste es uno de los puntos importantes para que salga bien. Yo prefiero poner primero el agua, porque de esta forma es justo la cantidad quiero para rebozar. Voy echando la harina de tempura, poco a poco, y batiendo con unas varillas, hasta conseguir el espesor que quiero obtener, no ha de ser ni muy claro ni muy espeso, casi peco de claro, y no hace falta batir en exceso. Darle el punto de espesor es el otro de los puntos que hay que tener en cuenta, junto con el agua fría, para que la fritura quede ligera y crujiente.
Una vez lavadas las sardinas o parrochas, las sazonamos y las vamos introduciendo en la tempura.
Ya tendremos preparada una sartén con el aceite, que ha de ser abundante para que se frían bien, ha de estar caliente, pero no en exceso, ya que se doraría muy rápido por fuera y no se harían por dentro. Vamos echando las sardinas en poca cantidad para que se hagan mejor.
Una vez hechas las pasamos a un plato con papel absorbente y de ahí a una fuente para servirlas inmediatamente. Veis que queda un rebozado ligero y crujiente.
Las probaré así, no se me había ocurrido hacerlas de ese modo