La receta clásica con la miel de caña es la berenjena (ver la receta), pero he querido probarla con el calabacín y me ha gustado mucho también. Es una manera rica de tomar verduras. Esta vez he utilizado sólo la harina común, pero podéis utilizar ambas formas de hacerlo.

Ingredientes:
Calabacín (mejor pequeños)
Harina de todo uso
Sal
Aceite de oliva virgen o de girasol (al gusto)
Cortamos el calabacín en rodajas finas y las ponemos sobre un papel absorbente con un poco de sal por encima. Las dejamos unos minutos para que suelten el agua. A continuación pondremos otra hoja encima para secarlas muy bien.

Echamos harina en una bolsa y metemos las rodajas por tandas, sólo las que se vayan a freír. Agitamos con la bolsa cerrada y así solo tomaran la harina justa.

Vamos introduciendo, con mucho cuidado, las rodajas enharinadas de una en una.

Las dejamos freír a fuego medio alto.

Hasta que se doren bien.

Las pasamos a un plato con papel absorbente para que absorba el exceso de aceite. Las pasamos a un plato y añadimos por encima un chorro de miel de caña.

Buena receta