Hace poco que vi en televisión a un cocinero que decía que había que poner siempre huevo cuando se hiciesen los filetes empanados, porque sin el huevo el pan rallado no se adhería; eso no es cierto, no solo hago muchas veces los filetes empanados sin huevo, sino que además los hago a la plancha. Se puede, os lo voy a enseñar, pero es que además quedan tan ricos, porque no solo se soluciona el problema del agua que sueltan, que de esta forma quedan los jugos dentro, sino que por esta razón, quedan muchísimo más jugosos. Si los hacéis vais a quedar encantados, pero espero que nos lo hagáis saber, me encanta saber que os gusta, y muchos me lo decís, bien por correo o directamente cuando me veis, pero también es bueno que todos sepan, incluso si tenéis otra forma de hacerlos.

Ingredientes:

1 filete por persona, dos si son pequeños

Pan rallado

Sal

Aceite de oliva virgen

A mi personalmente me gusta limpiar los filetes de cualquier grasa, piel o ternilla que puedan tener, de esta forma quito lo justo, lo que hay que quitar, sino los demás en el plato quitan muchísimo más, además de que a la hora de comerlos es mucho más placentero.

Los sazonamos por ambos lados y los pasamos por el pan rallado. Una capa solo, pero que quede bien cubierto por todas partes.

Ponemos una sartén grande en el fuego con aceite como para una tortilla francesa por filete. Hay que hacerlos en pequeñas cantidades, dos cada vez, más o menos, como podéis ver en la foto, todo dependiendo del tamaño del filete, y la temperatura media-alta. Cuando el aceite esté caliente echamos con cuidado los filetes, los dejamos que se hagan por ese lado.

Si vemos que no hay mucho aceite se puede añadir un par de cucharadas antes de darle la vuelta, cuando hayan pasado un par de minutos, más o menos, dependiendo del grosor, pero en cuanto el pan este ligeramente dorado es que ya se puede dar vuelta al filete.

A mi personalmente me gustan no muy hechos, pero para quien les guste más hechos es dejarlos dorar más, como en este caso.

Servir calientes, recién hechos, y como no, decir que en bocadillo con una loncha de queso están de muerte.