Estas croquetas, y otras recetas que iré poniendo de verduras, son dedicadas a mi hermano Rafael, que es vegetariano, no vegano, que son aquellos que no toman nada que proceda de ningún animal, absolutamente nada, sin embargo mi hermano si incluye en su comida leche y sus derivados, huevos, miel, por ejemplo, aunque dentro de los vegetarianos los hay que toman leche pero no mantequilla, o queso, y otros que no introducen en su ingesta los huevos, hay diferentes formas, cada uno elige la que más le gusta. La verdad es que platos de verduras hay a miles y muy ricos, a mi me encantan las verduras. Estas croquetas no tienen nada que envidiar a cualquiera de las que se elaboran con carnes. Es más, se pueden mezclar para las personas que son poco dados a comer verduras, o para los niños, así sin darse cuenta las comen.

 

Ingredientes:

1 cebolla

1/2 pimiento rojo pequeño

1/2 pimiento verde pequeño

1  trozo de apio

1/2 calabacín

150g de champiñones o setas (o ambas)

5 cucharadas colmadas de harina

1 cucharada de maicena

3 a 4 vasos de leche

Sal

Aceite

Huevos

Pan rallado

 

En las croquetas podemos poner todo tipo de verduras, en esta ocasión he puesto estas verduras, otras veces le pongo además zanahoria, berenjena, puerro, espárragos, judías verdes, …., todo lo que se quiera, o se tenga en el frigorífico.

 

Las verduras, una vez limpias, se picaran finamente para que queden mejor mezcladas en la masa y a la hora de comerlas apenas se noten, pero sí tendremos todo el sabor.

 

En primer lugar pondremos en una sartén un chorro de aceite, como 4 o 5 cucharadas, añadiremos la cebolla, los pimientos y el apio. Iremos añadiendo según la dureza, para que al final todas queden igual de tiernas. Rehogamos 4 minutos a fuego medio.

A continuación añadimos el calabacín, con la piel. Rehogamos 2 o 3 minutos.

Añadimos los champiñones. Rehogamos otros 3 minutos más. La verdura tiene que estar tierna, cada uno puede dejarla como más le guste, hay que recordar que luego se va a cocinar junto con la harina y la leche, así que esto serán unos minutos más.

Ponemos las dos harinas y las rehogamos bien, porque sino es así la masa sabe a harina cruda, no dejar de remover para que no se requeme.

Vamos añadiendo la leche poco a poco, si está del tiempo mejor que fría de la nevera, es decir, templadita, y el fuego lo bajamos un poco. No dejamos de remover, y cada vez que necesite leche se la vamos añadiendo. Por eso no pongo una cantidad concreta, depende de la harina, del tiempo de rehogado, del recipiente en que lo hagamos, …, son varios los factores, pero en cuanto comienza a separarse de los laterales de la sartén y vemos que no admite más leche, están listas. En este proceso no se puede dejar la sartén, ya que se pega la masa al fondo con muchísima facilidad.

Volcamos la masa a un recipiente, si es con tapa mejor, porque una vez que se enfríe lo tapamos, sino hacedlo con film transparente. Guardar en la nevera hasta el día siguiente, o dejar pasar unas horas, la masa ha de reposar y tiene que estar bien fría.

Pasamos a rebozarlas primero con pan rallado para darles la forma, después con huevo y finalmente de nuevo con pan rallado.

Vamos friendo por tandas, no poner muchas para que se frían mejor, se les va dando la vuelta para que se doren por todos los lados y sacamos a un plato con papel absorbente. A la hora de retirarlas de la sartén yo prefiero hacerlo con las pinzas, de una en una, de esta forma se escurren más y absorben menos aceite.

Colocar en una fuente y servirlas calientes.