Rosquillas de Vicenta (mi Madre)

Ahora ya hay que ayudar a «la abuela» a hacer las rosquillas, simplemente porque son 87 años los que tiene y suele hacer siempre un montón para dar a todos sus hijos (somos muchos), luego para ella apenas se queda con unas poquitas, «mejor, dice, así no engordo, que no me conviene». Así que, ya que fui a ayudarla, aproveché para hacer unas fotos. Pero si me vierais, hacer la masa, las fotos, freírlas, …., como ella sólo les daba la vuelta en la sartén, pues me decía que iba lenta, menos mal que al final ella también las iba embadurnando de azúcar; en la foto esas son sus manos.

Espero que os gusten, la verdad es que están muy ricas. Seguro que a mi hermano pequeño le va a encantar que haya puesto esta receta, es el fan número uno de mi madre, ¿o de las rosquillas?, de ambas.

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Ingredientes:

1 kg de harina especial para repostería

2 naranjas (ralladura y zumo)

1 limón (ralladura)

La piel de una naranja y de un limón

1 vaso (de agua) de aceite de girasol (o de oliva suave, el que más os guste)

1 vaso (de agua) de azúcar

4 cucharadas de anises

6 huevos

2 sobres de levadura en polvo

Aceite para freír las rosquillas (girasol o de oliva, el que más os guste)

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Ponemos a calentar en una sartén, a temperatura suave, el vaso de aceite con las pieles de la naranja, del limón y una cucharada de anises. Dejamos al fuego unos minutos para obtener todo el aroma y sabor de todos los ingredientes. Dejamos enfríar y reservamos.

En un bol grande (o un barreño pequeño) ponemos los huevos, las ralladuras, las tres cucharadas de anises (que o bien pondremos enteros o bien los machacamos previamente si no os gusta encontrar nada, aunque después con la batidora se deshacen bastante) y el azúcar. Batimos muy bien.


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Añadimos colado el aceite frito y frío que teníamos reservado. Batimos de nuevo muy bien.

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Añadimos el zumo de la naranja. Batimos de nuevo.

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Incorporamos poco a poco la harina junto con la levadura y tamizadas ambas. Batimos ya con la batidora de amasar o con la mano.

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La masa debe quedar un poquito blanda, pero poco. Espolvoreamos con harina y dejamos reposar al menos una hora.

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Ponemos al fuego una sartén honda con aceite en abundancia a calentar. Vamos haciendo las roquillas que iremos dejando sobre la mesa que estará espolvoreada de harina para que no se peguen. Las manos las untamos de aceite para poder hacer así mejor las rosquillas y que nos se nos pegue la masa a ellas.

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El calor del aceite habrá que ir ajustándolo según se vaya necesitando más o menos temperatura. Si el aceite está demasiado caliente se arrebatarán, se dorarán enseguida quedando crudas por dentro y, por el contrario, si está bajo de temperatura, absorberan mucho aceite quedando aceitosas. Vamos echando las rosquillas por tandas, dándoles la vuelta una vez que estén doradas por ese lado.

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Las vamos dejando sobre un plato con papel absorbente para que escurra el exceso de aceite, luego las vamos pasando por azúcar y las vamos dejando en una fuente a que se enfríen.

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Como salen una gran cantidad de rosquillas, las guardaremos dentro de una bolsa para que se conserven por más tiempo, pero la bolsa sólo se cerrará cuando las rosquillas estén frías.

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5 comentarios en “Rosquillas de Vicenta (mi Madre)

    1. A partir de ahora si que van a salir tus comentarios al momento. Pues no son difíciles de hacer y duran un montón, además siempre puedes hacer menos cantidad, o regalar a tus niños y a tu madre, que seguro que les encantará la idea. Nos vemos.

  1. Certifico que estas son las mejores rosquillas que he comido en mi vida. Son uno de mis mejores recuerdos de la niñez con la abuela Vicenta 😀

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