Como me han sobrado dos bollos con aceite de oliva (al no llevar conservantes se han puesto un poco duros antes que los que se compran, mejor dicho van estando menos tiernos según van pasando los días) he decidido hacer unos sapillos con ellos. No llegan a ser pan, pero tampoco llegan a ser un dulce, dulce, como las magdalenas o los bizcochos, son más como un tipo suizo, que la masa no es excesivamente dulce. Tenéis otras dos recetas más de sapillos, Sapillos (receta clásica) y Sapillos de Magdalenas. Los Sapillos son un postre típico de Semana Santa.
Ingredientes:
700 g de bollo
5 a 6 huevos
5 a 6 cucharadas de azúcar
Aceite de girasol
1 a 1’5 litros de leche entera
4 cucharadas de azúcar
1 rama de canela
Corteza de una naranja
Os lo dejo con el peso de los bollos, pero hay que tener en cuenta que todo va a depender de cómo esté de deshidratada la masa del bollo, porque entonces necesitará más o menos líquido para que quede esponjoso, en este caso de huevos. Según veáis la masa así decidís si hay que poner más huevos o no.
Ponemos en una cacerola la leche con las 4 cucharadas de azúcar, la canela y la piel de la naranja. La ponemos al fuego mientras hacemos el resto.
Desmenuzamos los bollos de aceite de oliva en migas pequeñas.
Batimos el azúcar restante con los huevos.
Volcamos los huevos batidos sobre los bollos desmenuzados y mezclamos bien. Han de quedar las migas bien empapadas del huevo, pero sin que sobre, dejar que se empape durante un rato.
Ponemos aceite en una sartén, esta ha de ser honda para que los sapillos se frían bien. Cuando el aceite esté caliente, con ayuda de una cuchara vamos echando la masa para que se fría.
Vamos friendo por tandas, pero no hay que llenar mucho la sartén de sapillos para que se doren bien.
Según se van friendo, se sacan a un plato con papel absorbente. Y a continuación se echan en la cacerola con la leche. Una vez hechos todos, se deja que de un hervor y se apaga el fuego.
Se retiran la canela y la cáscara de naranja. Se guardan en la nevera una vez que se hayan enfriado. Se sirven en un cuenco con un poco de la leche.
Ricos, ricos