Esta receta además de económica, es sencilla. También se puede tener preparada la víspera, e incluso hacer para un par de días, ya que el pescado al estar con el tomate aguanta mucho en el frigorífico, y de un día para otro se han mezclado los sabores y está mejor. El pescado congelado es una muy buena opción, ya que así no hay problemas de anisakis.

Ingredientes:

1 kg de filetes de merluza congelada sin piel

Harina para rebozar

Sal

Aceite para freír el pescado

Para el pisto:

1 bote grande de tomate

1 bote pequeño de tomate triturado

1 diente de ajo grande

1 cebolla

1/2 pimiento verde pequeño

1/2 pimiento rojo pequeño

5 cucharadas de aceite de oliva virgen extra

1 cucharada pequeña rasa de sal

1 cucharada pequeña rasa de azúcar

Ponemos el aceite para hacer el pisto en una sartén a calentar. Picamos la cebolla y el ajo. Echamos primero el ajo a la sartén. Cuando esté ligeramente dorado añadimos la cebolla. Se rehoga durante unos minutos.

A continuación los dos pimientos, también troceados. Rehogar hasta que se ablanden o pochen.

Añadimos ambos tomates, el bote de tomate entero y el triturado.

Incorporamos la sal y el azúcar. Dejamos que se vaya haciendo a fuego lento.

Cuando se haya consumido el agua del tomate, se puede decir que ya está hecho. Probar de sal y si hace falta añadir un poco más.

El pescado lo dejamos descongelar. Luego lo cortamos en piezas un poco más pequeñas y las secamos con papel absorbente.

Sazonamos el pescado y lo introducimos en una bolsa con harina. Sacudimos bien y sacamos los filetes de pescado ya enharinados. Este método hace que no haya exceso de harina. Vamos friendo por tandas.

Una vez fritos los vamos dejando en un plato con papel absorbente para quitar el exceso de aceite.

A continuación los pasamos a una cazuela, en la que vamos alternando las capas de pisto y pescado, para que así queden todas las tajadas entre el tomate.

Listo para comer (o para otro día o llevarlo en un taper).