Esta receta la tenía archivada desde hace muchísimo tiempo, pensando que ya la había publicado, ahí se quedó. Al hablar de esta receta con una persona a la que le dije que podía verla en mi blog, me comentó después que no era así, que no la había encontrado. En fin, ya es hora de que la ponga, que creo que hay más gente esperándola. Es una receta laboriosa, pero no difícil, o por lo menos para mí. Al principio las sardinas las hacía tal y como las compraba, sin limpiar, pero ahora las hago sin la cabeza y limpias de tripas antes de ponerlas en la sal ahumada. Para hacer esta receta uso las sardinas de tamaño mediano, y pido por favor, en la pescadería, que me las escojan del mismo tamaño. Estas sardinas las probé en un puesto del Mercado de San Miguel (Madrid), ya os digo que hace ya mucho, mucho tiempo, y me gustaron tanto que las hice, como suelo hacer con todo lo que me gusta, y el resultado es muy bueno.
Ingredientes:
Sardinas (tamaño mediano)
Sal ahumada
Aceite de oliva virgen extra
Ponemos la base de un recipiente con sal ahumada. Vamos colocando las sardinas cubriendo la base con sal del molde y volvemos a cubrir con sal ahumada. Se van haciendo capas de sardinas y sal ahumada.
Terminamos con una capa de sal ahumada, las sardinas han de estar totalmente recubiertas de esta sal. Tapamos y dejamos en el frigorífico durante unos tres días, todo dependerá del tamaño de la sardina, más grandes más tiempo, si son pequeñas menos tiempo.
Una vez pasado este tiempo, comprobamos que ya están algo duras en el tacto.
Lavamos las sardinas bajo el chorro de agua fría para quitarles la sal.
Les vamos cortando la cabeza y la colita con unas tijeras (si se han hecho enteras).
Les cortamos la parte piel de la tripa con las tijeras.
Y se las vamos quitando a todas, sale muy bien.
A continuación hay que abrirlas por la mitad y separar los lomos de la piel.
Así como quitar la espina.
Vamos dejando los lomos limpios de piel y espinas.
Las volvemos a lavar con agua fría.
Y secamos los lomos de las sardinas con papel absorbente.
Una vez estén bien secos los colocaremos los lomos en un recipiente de cristal y los cubrimos con aceite. Lo cerramos y metemos al congelador por una semana. Es bueno meter el pescado en el congelador por seguridad, por el anisakis.
Una vez pasado este tiempo se pueden ya consumir las sardinas ahumada. Bien se pueden poner los lomos enteros. O bien partidos por la mitad, como se ve en la foto principal.
Genial, Merece. Intentaré hacerlas
Seguro que te saldrán muy ricas.