Esta vez las alcachofas las he hervido tal y como se compran, sin quitarles ninguna hoja previamente. La verdad es que me ha gustado esta forma de hacerlas, además no hay que estar pendientes de si se oxidan o meterlas en agua con limón, que aunque no lo parezca hace que cambie su sabor un poco. Os invito a probar a hacerlas así y ver si os gusta. No obstante hay otra entrada a otra receta de Alcachofas a la Plancha.

Ingredientes:

Alcachofas

Aceite de oliva virgen extra

Sal Maldon

Lavamos las alcachofas y las ponemos en una olla grande, las cubrimos con agua.

Como las alcachofas flotan un poco, es conveniente poner una tapa, algo más pequeña y que sirva de peso, para que las mantenga sumergidas durante la cocción.

Una vez cocidas, que al estar con todas sus hojas será algo más de tiempo, las pasamos a un colador y las pondremos boca abajo para que suelten mejor el agua que haya quedado en su interior. Para saber si están cocidas, pinchamos con un cuchillo en la base de las alcachofas, si entra con suavidad es que ya están listas. Por lo menos unos treinta minutos, todo dependerá del tamaño y de la intensidad del fuego.

Las vamos limpiando como habríamos hecho al principio, pelamos el rabo, quitamos las hojas duras, hasta llegar a la parte tierna, cortamos la punta de las alcachofas y, por último, las cortamos en dos.

Ponemos una sartén con un chorrito de aceite y cuando esté caliente, pondremos las alcachofas a que se hagan por ambos lados. Se tienen que hacer lentamente, que queden doraditas en su exterior.

Al servirlas poner sal Maldon por encima, o que cada uno se ponga la sal al gusto. Si no se tiene sal de este tipo, que es muy rica y os va a gustar, utilizad entonces sal gruesa. Algo que me gusta es poner por encima un poco de aceite en crudo.