Este es uno de los quesos más polpulares de Asturias. Se fabrica con leche pasteurizada de vaca Frisona, principalmente. Su sabor es cremoso con tendencia a la acidez y tiene un aroma muy particular. Es de color blanco, si está recién hecho y amarillo si está curado y enmohecido. Posee un corte ciego y textura granulosa. La forma en que se presenta es troncocónica, es de una forma cilindrica, como un tapón de corcho, una parte más ancha (la inferior) que la otra (la superior). Y dichas todas las características de este queso tan especial, sólo nos queda decir lo sencilla que es de hacer esta tarta y lo rica que queda, eso sí, vuelvo a repetir que es un queso con sabor propio, pero muy bueno. No obstante os dejo este enlace a un reportaje sobre los quesos con denominación de origen. Hace muchos años que lo hice, así que seguro que faltan algunos porque se han ido añadido más con el paso del tiempo.
Ingredientes:
1 queso pequeño de Afuega’l Pitu blanco
1/2 tarrina pequeña de queso crema philadelphia, o similar (unos 100 g)
4 huevos medianos
6 cucharadas de azúcar
2 cucharadas rasas de harina (puede ser de maíz)
1 vaso pequeño de leche
1 tarro de mermelada de arándanos
3 hojas de gelatina
Un chorro de zumo de limón
Este es el queso asturiano Afuega’l Pitu.
Utilizaremos la thermomix, pero si no se tiene podemos utilizar una batidora de jarra, o sino la batidora de mano normal. Comenzamos poniendo la leche, los huevos y el queso troceado. Incorporamos también el queso crema.
A continuación añadimos la harina. Como he dicho en los ingredientes, la harina puede ser de maíz, sobre todo para las personas celíacas que no toleran el gluten. También echamos el azúcar. Batimos bien todos los ingredientes, tiene que quedar una masa cremosa y fina.
Verter la masa en un molde forrado con papel de horno mojado (ver el consejo). Metemos al horno, que estará precalentado a 180ºC, durante 20 minutos. El molde tiene unas medidas de 27 cm de diámetro por 3’5 de altura.
Cuando ya esté hecha la tarta es cuando podemos hacer la cobertura con la que va a ir cubierta la tarta. Ponemos en un cazo con agua fría las gelatinas para que se rehidraten. Este paso se hará en poco tiempo. Mientras pondremos dos cucharadas de agua en un cazo con el chorro de zumo de limón.
Cuando esté caliente, que no hirviendo, se añade la gelatina se remueve unos segundos e inmediatamente añadimos la mermelada. Hay que remover continuamente a fuego muy bajo durante 5 minutos. Retirar y remover otros cinco minutos más para que se vaya enfriando un poco.
Volcamos sobre la tarta de queso con cuidado y dejamos enfriar del todo en la nevera. Esta tarta se puede comer fría, más bien fresca porque demasiado fría no se apreciaría el sabor, o del tiempo.
