Con este rico bizcocho he sorprendido a mi marido, es diferente, es rico, es fácil y es que merece la pena hacer los bizcochos en casa. Y hay en mi blog tantos, que podéis hacerlos y no repetir en mucho tiempo. Siempre se tiene el preferido, pero los hay tan ricos, con tan diferentes sabores y aromas, que hay que disfrutar de ellos. Además la crema de membrillo también es casera, qué más se puede pedir.
Ingredientes:
300 g de harina
250 g de azúcar
200 g de crema de membrillo
4 huevos
130 g de leche
130 g de aceite de girasol
Ralladura de 1 naranja (si es grande con media vale)
1 sobre de levadura en polvo
Margarina para encamisar el molde
Azúcar en polvo para decorar
Comenzamos encamisando el molde, os dejo con el consejo de cómo hacerlo más fácil.
A continuación separamos las yemas de las claras, poniéndolas en diferentes boles. Montamos primero las claras con la mitad del azúcar. Y después, no importa que las varillas lleven clara, montamos las yemas con la otra mitad de azúcar. Si se monta primero las yemas, luego hay que limpiar muy bien las varillas, porque entonces las claras no montan, por eso hay que hacerlo en este orden que os digo.
Rallamos la naranja y añadimos la crema de membrillo.
Volvemos a batir con las varillas hasta que quede todo bien mezclado.
Añadimos la leche y el aceite y volvemos a mezclar.
Pasamos la harina y la levadura por un colador, para tamizarla, y la vamos añadiendo poco a poco, mezclando cada vez. Se irá espesando así que mejor utilizar las varillas manualmente, o una espátula.
Ponemos un poco de las claras y mezclamos, sin cuidado, para que la masa se aligere un poco.
Incorporamos el resto de las claras, y ahora sí, lo vamos haciendo con la espátula y con movimientos envolventes, con cuidado de que no se bajen.
Pasamos la mezcla al molde.
El horno lo tendremos previamente encendido a 190/200º C. Sólo la parte inferior y a la rejilla en la mitad de la altura del horno. Metemos el bizcocho y lo dejamos cocer durante unos 40 minutos. Una vez hecho lo sacamos, con cuidado de no quemaros, con unas manoplas de cocina.
Dejamos 5 minutos y lo desmoldamos. En esta ocasión se va aponer la parte inferior hacia arriba, ya que el molde tiene esta decoración.
Una vez frio lo espolvoreamos con azúcar en polvo, así queda más bonito y se aprecia mejor el dibujo del molde.
Aquí podemos apreciar el corte del bizcocho, muy esponjoso.