Es tan fácil y tan rica que merece probarla a hacer. Además para un día especial es una muy buena opción, gustará a todos, lo aseguro, ya que es tan suave y ligera, aunque llena de calorías.  Mi suegro tenía una frase que la decía siempre que quería comer algo y no debía: “Por un día, es que me gusta taaanto”, frase que la hemos adoptado todos, no sólo porque nos hacía gracia el verle la cara cuando lo decía con todo ese sentimiento apoyando sus manos en el pecho junto al corazón, sino además, y sobre todo, para recordarle. Esta vez no tiene el paso a paso, porque la hice en un momento y rápidamente, para llevarla a una fiesta, pero no tiene ninguna dificultad.

Ingredientes:

Hojaldre

Crema pastelera (ver receta)

Nata montada (ver receta)

Azúcar glas

La receta de la nata montada está dentro de una de mis recetas, la he preparado para otras más, pero creo que aquí, en ésta se ve mejor el paso a paso.

Hacemos la crema pastelera y la nata montada. Han de estar ambas cosas frías a la hora de montar la tarta.

Se necesitan tres planchas de hojaldre, que pondremos sobre una bandeja de horno forrada de papel de horno, se las pinchará por todas partes para que no suban y se les pondrá una capa muy fina de azúcar glas por encima. El horno estará a 180 grados. Las dejaremos durante unos 30 minutos, hasta que estén doradas.

Una vez hechas se sacan y es mejor si se dejan enfriar sobre una rejilla, para que no se humedezcan con su propio vapor.

Una vez tenemos ya todo preparado comenzamos a montar la tarta.

Base de hojaldre, cubrimos con la crema pastelera.

Encima otra capa de hojaldre y cubrimos con la nata.

Terminamos cubriendo con la última capa de hojaldre y espolvoreando con azúcar glas al gusto.

Hay que cortarla con un chuchillo de sierra y con cuidado para que no se destroce el hojaldre, lista para comer.